Fitxa de espectacle

La flauta mágica

Companyia: Orquestra Municipal de València, Teatres de la Generalitat
Duració: 3 h. con descanso de 30 m.
Estrena: Absoluto: 2 de agosto de 1998 en Festival Castell de Peralada


Documents per a consultar en la sala


Fitxa tècnica

Direcció escènica: Kemp, Lindsay
Il·luminació: Naville, Claude, Planas, Kiko
Espai escènic: Castells, Jordi, Kemp, Lindsay
Vestuari: Kemp, Lindsay
Realització d'espai escènic: Castells-Planas, Talleres Pascualín S.L.
Realització de vestuari: Sastrería Teatral Peris
Ajudant de direcció: Haughton, David, Moreno, Núria
Caracterització: Bofarull, Silvia, Espert, Fina, Giménez, Kuki, Mingo, Beatriz de, Sánchez, Amparo
Producció: Festival Castell de Peralada, Teatres de la Generalitat
Direcció musical: Behr, Randall
Producció executiva: Espectacles Otel·lo, Teatres de la Generalitat
Regiduria: López Entrena, Elena, Montalvo, Stephanie
Perruqueria: Montosa, Carlos
Música: Mozart, Wolfgang Amadeus
Ajudant de vestuari: Olivar, Cèsar
Orquestra simfònica: Orquesta de Valencia / Orquestra de València
Moviment escènic: Owen, Sally
Coordinació tècnica: Palomar, Conrad
Direcció del cor: Perales, Francisco
Llibret: Schikaneder, Johann


Més dades


ACTO PRIMERO
El Príncipe Tamino entra en escena perseguido por un monstruoso dragón (Zu hilfe! sonst bin ich verloren). Desfallecido y conmocionado, cae sin sentido. Tres damas procedentes del templo, al servicio de la Reina de la Noche, matan al reptil y salvan la vida a Tamino. Tras contemplar su bello rostro, se retiran para informar a su señora de la llegada del joven. Cuando Tamino recupera el sentido, se encuentra con el dragón muerto y con Papageno, un extraño pajarero que toca un caramillo (lied, Der Vogelfanger bin ich ja). El pajarero presume de haber acabado con el monstruo, e informa a Tamino de que se encuentra en tierras de la Reina de la Noche. Reaparecen entonces las tres Damas de la Reina, que cierran la boca de Papageno con un candado, por mentiroso, y entregan a Tamino un retrato de Pamina, hija de la Reina de la Noche. Al contemplar la imagen, el Príncipe se enamora de la muchacha (aria, Dies Bildnis ist bezaubernd schon), pero las tres Damas le explican que Sarastro la ha secuestrado. Tamino se ofrece a rescatarla. Aparece entonces la Reina de la Noche, muy dolida por la pérdida de su hija (aria, Zum Leiden bin ich auserkoren), y promete a Tamino la mano de Pamina si consigue liberarla. Tras partir la Reina, las Damas liberan a Papageno de su candado (quinteto, Hm hm hm hm!), además de pedirle que acompañe a Tamino hasta el palacio de Sarastro para ayudarle en su empresa. Para que puedan protegerse entregan al Príncipe una flauta mágica y a Papageno un carillón. Tres jóvenes deben mostrarles el camino hacia el palacio.
Pamina ha tratado de escapar desde el templo de Sarastro para sustraerse a los requerimientos de Monostatos, pero el moro lo ha impedido (trío, Dufeines Taubchen, nur herein!) y la conduce de vuelta a la fuerza. Cuando llega Papageno se tropieza con Monostatos y ambos se dan a la fuga, mutuamente espantados. Pero el pajarero se recupera, reconoce a Pamina y le avisa de que el joven Príncipe se apresta a rescatarla. Los dos entonan un dúo al poder ennoblecedor del amor (dúo, Bei Mannern, welche Liebe).
Los tres muchachos han conducido a Tamino frente a las tres puertas del palacio, que corresponden a la sabiduría, la razón y la naturaleza. Por la puerta de la sabiduría sale un sacerdote al que Tamino pide que le guíe ante Sarastro. Este le explica que el gran sacerdote no es malvado, y que se ha llevado a Pamina para sustraerla a la influencia de su madre. De nuevo solo, el joven hace sonar su flauta y parte en busca de Papageno. Este, seguido por Pamina, se cruza con Monostatos y sus esclavos, pero hace sonar el carillón y los embruja (Konnte jeder brave Mann). Clarines y timbales anuncian a Sarastro. Pamina pide perdón por fugarse y le explica sus motivos: quería escapar de Monostatos y volver a ver a su madre. Sarastro le promete un novio digno de ella, pero no puede dejarle volver con su madre. Monostatos entre en escena conduciendo a Tamino, que ha capturado. Los dos jóvenes se reconocen y caen uno en brazos de otro. Sarastro, en lugar de premiar a Monostatos, le castiga por su conducta. Tamino y Papageno deben someterse a unas pruebas para acceder al círculo de los iniciados.
ACTO SEGUNDO
Sarastro explica a sus sacerdotes que Tamino quiere ser introducido en el templo. Tras superar las pruebas, el príncipe podrá casarse con Pamina. Sarastro invoca a los dioses (aria, O Isis und Osiris, schenket der Weisheit Geist).
Tamino y Papageno, éste muy asustado, son conducidos al atrio del templo para enfrentarse a las pruebas. La primera consiste en observar silencio. Aparecen las tres Damas de la Reina, que tratan de desconcertarlos y les amenazan con la cólera de la soberana (quinteto, Wie? wie? wie? Ihr an diesem Schreckensort?). Ellos se resisten, y superan así la primera prueba.
Monostatos intenta raptar a Pamina dormida y trata de besarla, pero aparece la Reina de la Noche. La madre entrega un puñal a su hija, para que mate a Sarastro (aria, Der Hollé Rache), y parte de nuevo. Entonces Monostatos sale de su escondite y amenaza a Pamina con desvelar sus planes si no cede a sus requerimientos. Llega Sarastro y dice a la joven que la felicidad se logra no por la venganza, sino por el amor (aria, In diesen heil'gen Hallen).
Una mujer de aspecto extraño charla con Papageno y se hace pasar por su novia; cuando va a decir su nombre, desaparece entre un gran estruendo de truenos. Tres niños llevan alimentos a los jóvenes (trío, Seid uns zum zweiten Mal willkommen), además de sus instrumentos mágicos. Tamino toca la flauta para su amada, pero como todavía debe guardar silencio ella cree que ya no le ama (aria, Ach, ichfiihl's).
Tamino no tiene miedo a las pruebas, pero Pamina teme por él. Papageno no es admitido como iniciado, pero eso no le preocupa gran cosa, pues él desea llevar una vida simple con su compañera (aria, Ein Madchen oder Weibchen). De nuevo se le aparece la mujer, que promete sacarle del templo si acepta casarse con ella. Papageno accede y ella se transforma en la bella y joven Papagena, que sin embargo desaparece enseguida.
Pamina, desesperada por la frialdad de Tamino, trata de suicidarse; entonces los niños le confirman su amor y le proponen conducirla hasta él.
Dos sacerdotes llevan a Tamino a donde debe tener lugar la última prueba (Ach Gott, vom Himmel sieh' darein). A Tamino se le une una feliz Pamina (Tamino mein! o welch'ein Glück), que también desea ser iniciada. Atraviesan las pruebas de fuego y agua y gracias al sonido de su flauta salen sanos y salvos.
Papageno busca deseperadamente a su Papagena; los tres niños le aconsejan hacer sonar sus campanillas, y entonces ella reaparece. Los enamorados se hacen promesas de futuro.
La Reina de la Noche, Monostatos, ahora aliado suyo, y las tres Damas, tratan de acercarse al templo para dar muerte a Sarastro (Nur stille, stille), pero la tierra, sacudida por un terremoto, se abre y los traga. En el templo, Sarastro, los sacerdotes, Tamino y Pamina celebran la victoria del sol sobre las tinieblas.


Representacions

Teatre Principal: 01/10/1998
Teatre Principal: 01/10/1998


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