Companyia: Compañía Ferroviaria de Artes Escénicas, Arena

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Documents per a consultar en la sala

• DT/1046 Dossier d'espectacle
• V1604 Grabación

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Fitxa tècnica

Adaptació: Macià, Paco, Ruiz, Sebastián
Traducció: Marín Gimeno, Francisco
Direcció escènica: Macià, Paco
Intèrpret: Azorín, Eloisa, Bañón, José María, Cardona, Pedro, Macià, Paco, Miravete, Pepe, Segura, Gema
Il·luminació: Utrilla, Luis Miguel
Espai escènic: Haro, Ángel, Haro, Ángel
Espai sonor: Ferrer, Pepe
Vestuari: Teruel, Isabel
Realització d'espai escènic: Herrera, Jesús
Realització de vestuari: Ramírez, Antonio
Fotografia: Pla, Jordi
So: Albentosa, José Antonio
Intèrpret musical: Ferrer, Pepe, Kobayashi, Marika
Versió: Macià, Paco, Ruiz, Sebastián
Veu en off: Macià, Paco
Regiduria: Molina, Colomina

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Més dades

Hace trescientos treinta años Molière estrenaba e interpretaba esta pieza. Lully se había distanciado, tras la obtención de ciertos privilegios reales que bloqueaban el proyecto artístico de Molière, por ejemplo, sólo podía usar dos músicos, y vino Charpentier a componer la música de esta comedia ballet. Y lo demás es de sobra conocido: un 17 de febrero de 1673 fue la cuarta y última representación que Molière, vestido de amarillo, pudo realizar. Es casi la historia del teatro. Muchos pueblos celebran su fiesta nacional en un día luctuoso para ellos. El teatro deifica a Molière al marginar el color que vestía cuando murió.

La contradicción entre estar realmente enfermo, como lo estaba ya Molière cuando puso esta pieza en escena y ser "solo" hipocondríaco o enfermo imaginario, refleja el espíritu crítico y la ironía de todo un genio de la escena, que pasa de enfermo imaginario a doctor imaginario. Molière, además estaba contra las cuerdas de la vida eterna, mal visto por los poderes eclesiásticos tras la puesta en escena de otra de sus piezas, el Tartufo. Y de hecho necesitó la intercesión de su "amigo" el rey para ser enterrado en sagrado.

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