Més dades

Monólogo que va sorprendiendo al público. ¿La función se hace o no? ¿Es lo que estamos viendo? ¿Es el acomodador? ¿Es el actor? ¿El director? ¿El autor?... Reflexión crítica con clave de humor. Esta noche no hay función. No se espante que la cosa no tiene nada de espectacular y si son bastante generosos para creerme sincero, les contaré una buena mentira. Al fin y al cabo, ¿qué es el teatro más que una mentira?

Cuando tiene que empezar el espectáculo se apagan las luces y..., parece que hay algún problema: el acomodador sube al escenario a telón cerrado, para explicar al público lo que pasa, y les cuenta que por razones ajenas a la empresa que el actor no puede venir. Pero todos son mentiras, el no es el acomodador. Es el actor, si el actor, que también hace su reflexión y "descarga" sobre la situación y sobre los directores.

Siempre implicando al público, al cual hace partícipe y cómplice de una especie de confesión con preguntas y reflexiones.

Y todo vuelve a ser mentira. No es el actor. Es el director.

Entonces el público ya está desconcertado ya no sabe qué sí es verdad, y qué no, no sabe si creerse algo. Pero el mismo desconcierto le intriga más.

El director también dice lo suyo sobre los actores, y sobre que tiene la máxima responsabilidad nunca reconocida etc...

Pero finalmente también todo es mentira, no es el director, es el autor, y hace la "descarga" más fuerte, sobre por qué y por quién crear (bonita palabra). Hasta que unos guardias de seguridad le sacan de la sala. Y eso también es una mentira.

Pero todavía hay una sorpresa final, en el escenario aparece una hilera de butacas con espectadores de verdad cara al publico, y por él aparece el acomodador, como al principio, que empieza "el espectáculo" con el público de "ficción".

Telón

Finalmente, no era verdad, que era teatro. Todo una mentira.

Representacions

Sala Moratín: 11/11/1997