Perdida en los Apalaches

Imatge d'alta resolució de Francesc Rocher

Perdida en los Apalaches

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Perdida en los Apalaches

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Fitxa de espectacle

Perdida en los Apalaches

Companyia: Nuevo Teatro Fronterizo
Estrena: 27 de desembre de 1991


Documents per a consultar en la sala

  • 5/4 Programa de mà
  • F53 'Perdida en los Apalaches'. 3 còpies (24*30 cm, color); 13 [...]
  • DV194 Text teatral fotocopiat
  • V1614 Grabación
  • DT/2011 Perdida en los apalaches: Plano A3 Iluminación

Fitxa tècnica

Autor: Sanchis Sinisterra, José
Direcció escènica: Simó, Ramón
Intèrpret: Belloch, Carmen, Dueso, Manel, Lillo, Manuel Carlos
Il·luminació: Alvarez, José Luis
Espai escènic: Roy, Quim
Vestuari: Roy, Quim
Realització de vestuari: Puyo, Magda
Ajudant de direcció: Puyo, Magda
Producció: OCSA
Producció executiva: Climent, Lluis Miguel
Regiduria: Moral, Antonio Del


Més dades


A principios de siglo la Teoría de la Relatividad hizo saltar los dos únicos conceptos que habían resistido el ataque filosófico lanzado contra los fundamentos que sustentaban la realidad, los únicos que, considerados todavía como absolutamente independientes, enmarcaban la actividad humana en un mundo que podía ser considerado objetivo: el espacio y el tiempo. El hombre, abrazado a estas realidades absolutas, se mantenía anclado en un mundo que podía medir pero del cual no podía modificar la realidad última. Esta imposibilidad de modificación edificaba los límites que la razón imponía a la libertad esencial para comprender, más o menos claramente, la posición del hombre en el mundo. Una vez perdidos los conceptos absolutos y puesta en cuestión la objetividad por vía científica, el hombre pasa a ser, en sentido estricto, la medida de todas las cosas, el limitador universal de una realidad que se vuelve potencialmente riquísima más allá de lo inmediatamente pensable. La realidad se fragmenta y se multiplica según el punto de observación v el relativismo, profundizado y radicalizado por los postulados de la Física Cuántica, es elevado a la condición de principio fundamental de la Física.
Wittgenstein se nos hace presente: El lenguaje limita el mi/nao, hace diversas acotaciones. La comprensión del mundo actual pasa por considerarlo integrado por el mundo realmente efectivo y los diversos mundos posibles. Mientras que la teoría física, sobre todo la cuántica, y la filosofía, mientras que las limitaciones del observador y las del propio lenguaie parecen hacer cada vez más difícil hacerse una ¡dea clara de la realidad, es la "realidad" misma la que se obstina en continuar condenándonos a su particular esclavitud: el tiempo continúa siendo irreversible o, si aceptamos la teoría que postula su ¡reversibilidad, siempre seremos incapaces de controlar el movimiento imprevisible de el tiempo o, lo que es igual, siempre sufriremos la impotencia de trasladarnos a vivir en el mejor de los mundos posibles, fomentada por la persistencia de una realidad que, a pesar de todo, se empecina en preexistirnos.
De todo esto nos habla Perdida en los Apalaches, de
la ciencia, de la fragmentación del mundo y, sobre todo, de los mundos posibles, pero poco probables, en los cuales podríamos encontrar la felicidad. En una creación sorprendente y atípica José Sanchis Sinisterra mezcla fragmentos del mundo real -una ciudad de provincias, un departamento de Física Teórica de los EUA, un hotel de Praga- para crear un mundo imaginario. La comedia, en algunos momentos desenfrenada, en otros cargada de humor crítico, establece su convivencia aceptando como efectivamente reales las encrucijadas, las confluencias de configuraciones espacio-tempo-rales distintas, postuladas por los representantes más importantes de la Física Cuántica: el teatro permite que en un mismo continente, el escenario, se encuentren personajes que, desde su punto de vista, están en espacios y tiempos diferentes. La ciencia sirve, una vez más, de inspiradora de la poesía y nosotros somos testigos de un encuentro que hace posible la aparición de la felicidad más allá del "mundo real". Puede que estemos diciendo que la verdadera felicidad aparece muchas veces del error, en el encuentro erróneo y virtual de dos personajes que ya no recuperarán nunca más el momento de plenitud que les ha ofrecido el azar que gobierna la naturaleza.
El mundo posible de Perdida en los Apalaches acaba confundiéndose con el mundo del deseo, y la realidad, el mundo efectivo, vuelve a imponerse para cerrar la comedia con un cierto regusto trágico. El humor nos ha transportado más allá del mundo conocido, y acaba por demostramos que, donde realmente se sienten perdidos los personajes, donde nos sentimos perdidos es quizás en un mundo que por pretendidamente conocido se nos ha hecho opaco, que por sabido y reconocido llega un momento que se vuelve incomprensible y nos hace pensar que la felicidad, seguramente, vive en otro sitio. Un sitio del cual podemos hablar, y Wittgenstein nos recomendaría que caliésemos. Manuel Cruz, filósofo contemporáneo, ha jugado con las palabras del alemán: "de lo que no se puede hacer, lo mejor es hablar" o, en nuestro caso, representarlo.


Representacions

Teatre Rialto: 27/12/1990


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