Fitxa de espectacle
Companyia: Centro Andaluz de Teatro. CAT
Estrena: 17 Enero de 2003, Teatro Central de Sevilla
Autor: Shakespeare, William
Direcció: Hernández, Emilio
Versió: Onetti, Antonio
DOS BANDOS ENTONCES, DOS BANDOS AHORA
"Aquí hay dos bandos!" parece decirnos el Centro Andaluz de Teatro antes del inicio de este paseo por los sentimientos y el drama que William Shakespeare situó en Verona. Antonio Onetti y Emilio Hernández han situado esta lucha en Andalucía, en un tiempo insultántemente actual. Romeo (Antonio Navarro) es un joven perdido entre el rap, la noche y la peligrosa atracción por las pastillas de la felicidad; Julieta (Celia Vioque) es una "niña bien", con un ligero toque feminista, inocente y rebelde. Ambos son los protagonistas de esta batalla en el que el fin anhelado es la existencia de un solo bando. Las armas con las que ambos luchan son el amor, las palabras, la inocencia, la música, el baile y el cante. La actualidad en un clásico que, tal vez, puede herir y parecernos un fastidio entronca con un trasfondo común: La vida latente en el texto shakespeariano que sigue siendo, hoy, primera página en nuestra cotidianeidad: "¡Por la paz, la guerra!"
"Sólo tu nombre es mi enemigo. Arráncate ese nombre y en su lugar, tómame a mí toda entera." Dice Julieta en un momento de esta versión, cuya actualidad se ha llevado al mismo título; no es la conjunción "y" la que une estos nombres prescindibles; es el lenguaje joven más candente, más expresivo el que nos introduce en uno de los bandos que configura la estructura que, para su recibimiento, ha adoptado el Teatro Pavón. Hay dos bandos. En torno a ellos, una serie de frases nos adelantan la lucha, la batalla, la incongruencia de la violencia, la sinrazón del odio y la tristeza del alma incapaz de amar sin nombres, sin identidades... Al ser humano "per se".
"¡Que nuestra venganza colme su casa de desgracias! Que la paz se exilie de estas tierras. Guerra y muerte. El exilio es otro rostro de la muerte..."
Los autores de esta versión han puesto el dedo en una llaga muy reciente. Ellos mismos se asombraban de los hechos que han acompañado las distintas representaciones de "Romeo x Julieta", preguntándose el porqué de las numerosas representaciones de esta obra, que la convierten en la más versionada. Tal vez porque la juventud clásica y la actual sigue luchando contra los prejuicios de la ignorancia que, de forma voluntaria, viste de costumbrismo la sociedad adormecida; tal vez porque la historia se repite como una lección que cuesta aprender, asimilar y más aún, llevar a la práctica. La memoria es frágil. Tenemos que hacer presente una y mil veces, en nuestra conciencia, el dolor, el sufrimiento, la injusticia; tiene que dolernos una y otra vez el dolor para no volver a cometer los mismos errores, las mismas atrocidades, los mismos crímenes... Después de varios siglos seguimos llorando los mismos muertos, seguimos soportando la misma incomprensión, la misma intolerancia, la misma incapacidad de amar, el involuntario olvido de un nombre para amar al hombre.
Antonio Onetti ha mantenido la esencia de los personajes; sus motivaciones, sus impulsos, su lucha y sus anhelos. Ha desarrollado otros secundarios, introduciendo la música, de la mano maestra de Tomatito, como hilo conductor; un "quejido" doliente de un mundo que, actual o no, se encuentra herido por la distancia austera que existe entre esos dos bandos, por el odio e ignorancia que los separa.
Emilio Hernández ha realizado una labor espléndida con unos actores magníficos que dotan a esta "historia de amor" de una frescura y juventud maravillosa.
La actualización de un clásico es un tema en el que no me gusta entrar. Podría ser muy radical y decir que un pueblo de la Alpujarra granadina nunca podrá ser Verona, que a "Mercucho" le sobra el acento y el gracejo andaluz y que una saeta no es un modo "políticamente correcto" para concluir este drama, ante dos cuerpos desnudos, muertos, sobre el escenario.
Pero en Verona, el Shakespeare clásico concibió dos bandos. Como dos bandos respiraban en la Andalucía de "Bodas de Sangre". Y hoy, a comienzos del siglo XXI, sigue escribiendo nuestra historia el odio de esos dos bandos. Eso es lo que cuenta.
El amor sigue hiriéndose por las espinas de una rosa, cuyos pétalos jamás logra acariciar.
La paz sigue siendo una palabra maravillosa, cuyo contenido, de forma indignante, pretende ser un subterfugio de justificaciones injustificables.
"¡Aquí hay dos bandos!" repitió Federico García Lorca, al invitarnos a unas bodas que bien podrían haber sido las de estos amantes.
Aquí también hay dos bandos; el de los que odian y el de los que son odiados que, a su vez, también odian a los que les odian.
Quizá por todo esto "Romeo x Julieta" tiene hoy su razón de ver la luz; concluye Emilio Hernández, director de un montaje donde los actores cantan, ríen, bailan una historia intemporal; nuestra historia.
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