Fitxa de espectacle

Atlántida

Companyia: Joven Orquesta Nacional de España


Documents per a consultar en la sala


Fitxa tècnica

Autor: Verdaguer, Jacinto
Adaptació: Falla, Manuel de
Mezzosoprano: Arruabarrena, Maite, Berganza, Teresa
Soprano: Bayo, María, Conesa, Rosa Mª, Feo La Cruz, Inés, Muntada, Mª Lluïsa, Poblador, Milagros
Tenor: Cabero, Joan, Garrigosa, Francesc
Direcció musical: Colomer, Edmon
Veu: Colomer, Eleatzar
Cor: Coral Universitària de les Illes Balears, Coro Polifónico Universitario de La Laguna, Orfeón Navarro Reverter de Valencia, Orfeón Universitario Simón Bolívar de Caracas
Baríton: Estes, Simón, Fresán, Iñaki
Música: Falla, Manuel de, Halffter, Ernesto
Orquestra: Joven Orquesta Nacional de España
Contralt: Martorell, Montserrat, Torruella, Montserrat


Més dades


Cantata póstuma de Manuel de Falla completada por Ernesto Halffter y basada en el poema de Jacinto Verdaguer

"Náufrago de una galera genovesa hundida en combate frente a las costas de Lusitania, el joven Colón es recogido por un viejo ermitaño. Éste, viéndole contemplar, pensativo, desde un promontorio, las aguas del océano, le cuenta la historia de las tierras que un día sepultaron. Se nos traslada a los tiempos míticos. Arden los Pirineos de un extremo a otro. Hércules, que está luchando contra los gigantes de la futura Provenza, acude y saca de entre las llamas a Pirene. Descendiente de Túbal y reina de España, ha sido destronada por Gerión, el tricéfalo monstruo de Libia, quien, después de incendiar los bosques a donde ha huido Pirene, se retira a Gades. Muere la reina, legando su corona a Hércules a cambio de la venganza. El héroe se dirige hacia Gades; Gerión, para librarse de él, le propone arteramente que aspire a más digno solio, el de la Atlántida, cuya reina Hesperis, viuda de Atlas, dará su mano a quien la ofrezca un brote del naranjo de oro del jardín de las Hespérides. Mata al dragón que lo custodia; pero las Hespérides lloran, pues la hazaña de Hércules señala el fin de la hermosa patria donde nacieron, maldita por sus pecados. Multiplícanse los presagios; los atlantes atacan a Hércules, se entabla descomunal batalla. El héroe sube a Co/pe, gigantesco muro de rocas que une África con Europa, y lo escinde a porrazos. Es el Ángel del Exterminio quien da sobrehumana fuerza a su brazo; la Atlántida está condenada por el Altísimo a ser borrada del mundo y el mundo a quedar dividido en continentes. Las aguas se precipitan por el recién abierto freo; Hércules entra, junto con el mar, en las tierras que van a desaparecer. A través del caos y la muerte, busca a Hesperis, mientras los atlantes construyen, en lo alto de las sierras, un colosal edificio donde guarecerse del nuevo diluvio. Hesperis sale al encuentro de Hércules, le cuenta sus amores y casamientos con Atlas y cómo, una vez viuda, sus propios hijos, los atlantes, se inflamaron en incestuoso deseo de ella. Hércules se desposa con la reina y la lleva, desfallecida, a Iberia. Los atlantes los persiguen; el rayo incendia su gran ciudad; el nivel de las aguas sube sin cesar, uniéndose para siempre las del mar del Norte con las del Mediodía, las de Occidente con las del Mediterráneo. Al correrse las de este último, surgen nuevas tierras e islas ante los ojos maravillados de Grecia, que dormía ajena a la ingente catástrofe. De nuevo en Gades, Hércules da muerte al traidor Gerión y limpia la tierra de otros monstruos. Los atlantes, perdida la esperanza de alcanzarle, se revuelven contra Dios y amontonan escollos y trozos de montaña para escalar el cielo. Pero el Exterminador desencadena contra ellos los elementos y con su espada de fuego acaba de abrir el abismo del Atlántico; los atlantes se hunden en él y de su sepulcro surge el volcán del Teide."
"Al despertar de su desvarío, Hesperis reconoce el brote del naranjo que allí trasplantara Hércules, y muere, en la aurora de una nueva patria, Iberia, cuya grandeza eclipsará la de la sumergida Atlántida. Hércules, satisfecho de su obra, la recorre con los hijos habidos de Hesperis, fundando pueblos y ciudades, entre ellas Barcelona; y marca los límites de la tierra con dos gigantescas columnas que levanto en el extremo de la Península y sobre las que escribe: No más allá."
"El relato del solitario engendra en la mente de Colón la visión de un nuevo mundo que buscar y cristianizar allende el oscuro mar occidental. Animado por las razones del sabio, verdadera personificación del Genio del Atlántico, en vano recurre a Génova, Venecia y Portugal. Es Isabel de Castilla la que, advertida por un sueño, acoge el proyecto y da sus joyas para que el magnánimo navegante pueda realizarlo. 'La Atlántida' es, pues, un poema de dos temas: el de la escisión catastrófica del mundo en dos mitades y el de la vocación de Colón a unirlas de nuevo" (Cfr. Diccionario Bompiani.)


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