Fitxa de espectacle

Duende

Companyia: Lindsay Kemp Company
Estrena: 19 de maig de 1982


Documents per a consultar en la sala


Fitxa tècnica

Autor: García Lorca, Federico
Dirección: Kemp, Lindsay
Intérprete: Grecos, Julia, Haughton, David, Kemp, Lindsay, López, Atilio, Penna, Lola
Espacio escénico: Kemp, Lindsay
Vestuario: Kemp, Lindsay


Més dades


LINDSAY KEMP Y "DUENDE" David Haughton
Lindsay Kemp es un investigador de mitología. Su realidad está formada por imágenes resplandecientes que extrae y recrea del mundo que le circunda. En este caso, la España y el García Lorca de Kemp son más creación personal que hecho real, son, más bien, transformaciones personales de una determinada realidad perteneciente a su mitología intrinsecamente teatral. Tal es su mecanismo síquico para vivir y hacer teatro, actividad inevitable esta que desemboca instintivamente en su forma de vivir. Si dichas transformaciones tienen valor para su público, la razón reside en su conexión con la inspiración original, tan intensamente personal. "Duende", ha sido una elaboración de años. Si bien el punto de partida ha sido García Lorca, la matriz, el medio para relacionarlo todo han sido España y lo que significa para Lindsay Kemp y para su núcleo de colaboradores. En esta ocasión, los colaboradores han sido, en primer lugar Carlos Miranda y Celestino Coronado, contando después con la participación, como es habitual, de toda la compañía, en el proceso de creación: Cada artista contribuye de un modo independiente con su creatividad. Por eso, una visión individual es inspiración de una visión colectiva donde cristalizan muchas energías. En este caso la visión es España -la España de Goya y Velázquez, del flamenco, de la elegante ferocidad de la corrida, de la Alhambra y del Barrio Chino del puerto de Barcelona, de Falla y Picasso, Dalí y Lorca, de los gitanos, de los limones y la sangre, de la guitarra que sabe de humo y taconeo, la España de los abanicos, de las mantillas y los gestos altivos, del vino tinto, de la vírgenes de porcelana y de las putas que bailan, la España del sufrimiento y el goce, el goce particularmente expresado en la palabra "alegría", que comporta el orgulloso placer que incluye el sabor del dolor y la muerte-.
En esta España, Kemp -inglés solo teóricamente- encuentra algo único en las formas del ceremonial, en las celebraciones de las pasiones, en el color y en la sombra. España es el país europeo que posee la cultura más tenazmente tradicional, impregnada de historia que se renueva continuamente en las venas de su pueblo. Es una cultura formada de antítesis (moros, cristianos, celtas, gitanos, surrealismo, paganismo, misticismo) que se hallan reagrupadas en los ideales políticos de nuestro siglo, donde una tradición especialmente vigorosa de socialismo y anarquía, se opone al formalismo del nubarrón de ideologías pseudo-cristianas, pseudo-burguesas, pseudo-fascistas a las que Franco, tomando el poder, dio falsa unidad bajo la égida de su poder.
La guerra civil española, vista desde la óptica idealizada del estudioso de mitología, es tema atrayente para la dramátización de aquello que aparece como una lucha, en blanco y negro, entre libertad y expresión, entre bien y mal. En efecto, este antagonismo en la sociedad española, como "Duende" intenta demostrar de manera fantástica, tiene orígenes históricos remotos: La derrota y represión de la cultura árabe del siglo XV, la persecución de los judíos y gitanos por parte de las sucesivas generaciones de gobernantes españoles.
Lindsay Kemp, que ha menudo ha sido definido en Gran Bretaña como "emocionalmente indulgente", "exagerado", "excesivo", obviamente se siente más en su casa en España que en Inglaterra. El, y su forma de hacer teatro han sido instintivamente apreciados por su estética semejante a la española, con su retórica que armoniza un estilo perfecto y una tradición obstinada, con el delirio del momento embriagador. Naturalmente el encanto que Kemp experimenta por chales y abanicos es un aspecto, aunque menor, de la fascinación que siente por dicha retórica.
La figura de Lorca es un símbolo natural que refleja por una parte esta herencia española, por otra lo experimental de la vanguardia europea del siglo XX: símbolo que, a través del patético martirio de los primeros días de la Guerra Civil, encarna la derrota de ambos, trágica, pero no irreversible, por obra de los nacionales.
Lindsay Kemp lleva a sus espaldas también su historia de una rebelión triturada por las mezquinas convenciones y prohibiciones con las que se ha encontrado a menudo, lo que constituye para él otro aspecto ardiente de su propio martirio. Su contacto con Lorca es agudamente personal, él mismo está convencido de haber vivido las experiencias del poeta. Esta identificación es el auténtico origen de "Duende", como las identificaciones con Genet y Divine lo fueron de "Flowers". Lorca es uno de los héroes míticos sobre los que Kemp crea y proyecta su identidad -Genet, Isadora Duncan, Nijinski, Rimbaud, Sarah Bernhardt, son otros- cada uno de los cuales representa para él al Artista, en toda su invencible fuerza espiritual y en toda su patética vulnerabilidad. Ingredientes de este poema dramático, símbolos universales del Artista son: el sueño creativo, la perpetuación de la infancia, la opresión. Es una evocación en homenaje a Lorca y a los entramados específicos de sus metáforas. En ellas encontramos a España, grabados de su histórico pasado, como letras pegadas en un collage, como viñetas, a través del lirismo torturado de El Greco. Encontramos la cultura española, vista con los ojos de un desterrado (Kemp) y la cultura americana con los ojos de otro desterrado (Lorca).
Llegamos al "Duende". El ensayo de Lorca sobre el "Duende" es un cálculo poético devastadoramente lúcido sobre una estética que se reencuentra profundamente con la de Kemp. El Duende es el abandono a la base de su credo. Es el Dios oculto del espectáculo, Dionisios, Kali, el Demonio Posesor que ofrece muerte y amor a la vez. Esta verdad, este peligro, este trance, son enormemente vitales para el teatro. Como la peste que Artaud describió y por la que fue consumido. Es la lucha al borde de lo desconocido. Esta desnudez, indefensa y molesta, a pesar de sus defectos es la mayor característica de Lindsay Kemp.
El "Poema Fantástico" que nos propone este espectáculo está compuesto pues de tales imágenes e identificaciones primarias, entretejidas en un tapiz surreal de música, danza, palabras, trajes, luces y cualquier otro elemento surgido de la poesía y del teatro. La lógica de su construcción está, como la lógica de la poesía de Lorca, compuesta de símbolos y sueños. Su estilo, como el de Lorca, es una misteriosa colisión de experimentaciones sobre tradiciones y de complejidad y simplicidad. La fatalidad de uno y otro consiste en la fascinación de la muerte. Su eco, para ambos, una reverberación de vida.


Representacions

Teatre Principal: 19/05/1982


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