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Hay una escena en ENTRE ELS PORCS, la obra de Athold Fugard traducida al valenciano por Josep Lluis Sirera, que produce el Centre Dramàtic con dirección y escenografía de Carles Alfaro e interpretación de Pep Cortés y Neus Agulló, que funciona como expresión de la epicrisis emocional de Pavel, el protagonista: voluntariamente encerrado en la pocilga a causa de su deserción del ejercito soviético durante la segunda guerra mundial, y cuando ya se ha planteado toda clase de interrogantes acerca de su futuro, sucede que una mariposa revolotea por la pocilga, y cuando Pavel, fascinado, intenta atraparla, es engullida por uno de los cerdos, que será inmediatamente sacrificado por un Pavel furibundo. Es una escena muy bella, que el talento de Fugard consigue alejar de toda pretensión fácilmente poetizante, y que marcará la necesidad de Pavel de ocupar su lugar en un sitio distinto al de los cerdos.
Metáfora sobre el miedo a la responsabilidad frente a los actos propios y a las consecuencias de la conducta, así como sobre la subordinación de los oíros -la mujer del protagonista. los cerdos- que semejante actitud implica, ENTRE ELS PORCS es también una reflexión casi antropológica sobre el peso del pasado y la imposibilidad, para el adulto, de refugiarse en esa seguridad ilusoria que, en momentos, de LTÍMX parece proporcionar el recudo EI los recuerdos de la infancia. Y, en ese sentido, es notable la sabiduría de Athol Fugard al recluir a su protagonista en una pocilga, durante los largos años de su encierro: esa especie de útero materno que debe servir como refugio entre la historia personal y las consecuencias sociales de las decisiones propias, estaca inevitablemente contaminado por la presencia - ruidosa, hedionda- de los cerdos. Pavel, el protagonista, romperá su relación con ellos como primer paso par., construir una alternativa a su asfixiante situación.

Representacions

Teatre Rialto: 04/12/1990