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... entonces nos planteamos partir de uno de esos grandes temas universales, como hicimos en el montaje anterior; entonces un niño de dos años escasos estuvo a punto de ahogarse en una piscina y nació la idea. Nos reunimos por primera vez, casualmente, el 11-S, el tema ya lo teníamos decidido hacía tiempo: el Nacimiento y la Muerte.
Hablaríamos de la fragilidad de la vida sin caer en cuestiones metafísicas, y nos fuimos hacia el otro lado, el patetismo más cotidiano. Algo nos decía que entre las grandes cifras de víctimas en catástrofes mundiales de cada día y la conversión del recién nacido en objeto de deseo, de lujo y de consumo se abría un camino de dudas por las que transitar. Cuando medio acabamos la cosa, hicimos dos pases para amigos: en el primero, no se oyó respirar, en el segundo, todo el mundo reía, ¿qué pasaba?¿la alegría del nacimiento y la tristeza de la muerte hicieron aparición en funciones distintas?¿o fue al revés? Son cosas que pasan con estos temas, afortunadamente se te van de las manos. Y de momento, no parece verse ninguna salida...

Representaciones

Teatro de los Manantiales: 21/11/2002